dimarts, 18 d’agost del 2015


No espero nada. Esto no es horrible. Después de resolverlo, he ganado tranquilidad.
Pero esa mujer me ha dado una esperanza. Debo temer las esperanzas.
Mira los atardeceres todas las tardes; yo, escondido, estoy mirándola. Ayer, hoy de nuevo, descubrí que mis noches y mis días esperan esa hora.

                                                                         La invención de Morel, Adolfo Bioy Casares

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